7 jun 2015

Allin Munay: sentir bien, querer bien, amar fuerte


¿Imaninantataq Sumaq Kausay?
Por Javier Lajo

En su propuesta del 2 de octubre del 2006, el hermano Evo Morales, Presidente de todos los indígenas del continente, hablando sobre el ‘Sumaq Kausay’, dice: Construyamos una verdadera comunidad de naciones sudamericana para ‘vivir bien’; y luego define: “Vivir bien, es pensar no sólo en términos de ingreso per-cápita sino de identidad cultural, de comunidad, de armonía entre nosotros y con nuestra madre tierra”. Y en otra parte remacha: “Nosotros -los indígenas- no creemos en la línea del progreso y el desarrollo ilimitado a costa del Otro y de la naturaleza... tenemos que complementarnos... Debemos compartir”. Esto para muchos que subestiman la grandeza y potencia de nuestra cultura andina puede parecer... ¿Poesía indígena?, ¿romanticismo?, ¿buenos deseos?...

Veamos ahora brevemente la estructura “filosófica” que explica y da coherencia al ‘Sumak Kausay’ o ‘Allin Kausay”. Es parte principal de la antigua escuela del Qhapaq Kuna y su pedagogía práctica del Qhapaq Ñan o ‘Camino de los Justos’.

Es cierto que antiguamente en la confederación del Tawantinsuyu no existió una institución educativa institucionalizada o ‘escuela’ andina separada de las otras instituciones sociales, similar a la que existe hoy en occidente, en donde al niño se le separa de las actividades productivas-económicas, pero también “domesticas”, para fundamentalmente enseñarle la ‘lecto-escritura’ y que así pueda acceder a la ‘cultura de los libros’ y pueda avanzar individualmente en el aprendizaje de la cultura y la ciencia. En la cultura occidental la división social del trabajo tiene un corte fundamental entre el trabajador manual y el trabajador intelectual, y esto determina un tanto el ‘super-elitismo’ de los intelectuales y la suerte de los niños en su forma y estilo de educarse en la ‘escuela’ como institución ‘aparte’. En todas las culturas esto no ha sido igual, sociedades como la Inka, Maya o Azteca, han sabido manejar la creación, acopio, sistematización, almacenamiento y transmisión de la sabiduría y el conocimiento, según sus propias y particulares formas de dividir el trabajo social. Pero este es otro tema, aquí solo queríamos precisar que en nuestra cultura andina la forma de educar a nuestros niños ha sido (y sigue siendo de alguna manera) un tanto diferente en dos sentidos: El primero es que los educandos aquí se acercan mas a la sociedad productiva-reproductiva, en vez de alejarse en una ‘institución educativa’ aparte, y el segundo es que los educandos al no estar divididos entre ‘manuales’ e ‘intelectuales’, no entran en una dinámica elitizante y de privilegio, o por lo menos la formación de categorías o jerarquías entre los educandos es de otro tipo muy diferente a la creación de “aristocracias intelectuales”.

Ahora solo vamos a referir algunos principios de nuestra ‘sabiduría educativa’ (1) y dejaremos para futuros artículos el tema de la ‘tecnología educativa’ o sistema del ‘Qhapaq Ñan’ y su estructura ‘pedagógica’ milenaria que nos enseña los secretos de la Pachamama o madre natura a través del principio de la vincularidad (2).

Hace ya varios años, el hermano quichwa del Ecuador, Luis Viteri Gualinga, desde las oficinas del BID, transmitía un documento titulado “Visión Indígena del Desarrollo”, en donde cuestionaba el concepto de “desarrollo”, no solo como inútil para la cosmovisión indígena, sino “altamente peligroso”. Visto bajo los cristales indígenas, el ‘desarrollo capitalista’, por sus vínculos con los principios ambiciosos y angurrientos del ‘lucro y la ganancia’, puede matar la vida sobre el planeta. Y eso es lo que esta pasando. Entonces no solamente es altamente peligroso para los indígenas, sino que por eso mismo los conceptos de ‘desarrollo’ y ‘progreso’ combinados con ‘lucro’, ‘ganancia’, ‘especulación financiera’, ‘operaciones offshore’, y otros conceptos de la economía moderna, tienen significados de veras perversos para toda la humanidad. Pero, ¿ alguien podrá parar y ponerle fin a esta senda apocalíptica?

El Allin Kausay, que está compuesto por los términos: ‘Allin’, que es ‘buenísimo’, ‘magnifico’, ‘esplendido’ y el ‘Kausay’, que es ‘vida’ o mejor aun ‘existencia’; se pude traducir primariamente como: “espléndida existencia”. Viteri Gualinga dice que “... por la diversidad de elementos a los que están condicionadas las acciones humanas que propician el ‘sumak kausai’, como son el conocimiento, los códigos de conducta éticas y espirituales en la relación con el entorno, los valores humanos, la visión de futuro... Visto así, constituye una categoría en permanente construcción”.

El Allin Kausay, ‘esplendida existencia’ o ‘ vivir bien’, es un principio importante de la disciplina o ‘modo de vida’ andino-amazónico, que se inicia con el Allin Ruay, o el ‘hacer bien’ las cosas, es decir, ‘hacerlas realmente’ y para esto se precisa que cada cosa surja o ‘devenga’ de un equilibrio de pares proporcionales, que es como se comprende el orden natural en la sociedad indígena. La oposición complementaria y proporcional o ‘Yanan-Tinkuy’ entre ‘las paridades’, por ejemplo del calor-frío, la luz-oscuridad, lo alcalino-ácido, lo masculino-femenino, etc, es lo que produce “el existir real” de las cosas en movimiento, como la vida, el buen clima, la paz, la armonía, el trabajo, etc.; en cambio también puede surgir la des-proporción o desequilibrio de los pares y este es un deterioro del Allin Kausay que es lo que crea situaciones anómalas, pero no por eso ‘malas’, las enfermedades, las tempestades, el dolor, el desempleo, etc, es decir todo lo que nos hace sufrir. El ser humano comprendiendo este comportamiento del medio natural, propicia entonces el llamado “equilibrio h’ampi” que es el arte de saber encontrar el ‘justo medio’ según el momento y la circunstancia, en este complejo juego o trama de fuerzas pares que predeterminan cualquier situación del ‘kausay’ o ‘existir’. No esta demás señalar que en este ‘hacer bien las cosas’, el ‘punto medio’ entre los pares de fuerzas no es lo mismo que el ‘justo medio’, aquí en las culturas indígenas, debe haber un equilibrio entre los criterios cuantitativos, pero también cualitativos, que es lo que diferencia a la lógica indígena de la occidental que es una lógica prioritariamente cuantitativa, lo cual deviene de su paradigma de origen en ‘la unidad’ y no en ‘la paridad’ que es el paradigma indígena. Así el criterio de verdad no se da por dogmas idealistas como es la costumbre del occidente, pero menos por la simple práctica, sino por la búsqueda y el encuentro del ‘equilibrio h’ampi’.

El ‘Ñan’ o Camino, o búsqueda del criterio de verdad en la cultura indígena de los andes, es simbolizada por una diagonal, en runa simi o quechua se dice ‘Ch’ekkalluwa’, cuya traducción literal es ‘línea de la verdad’, por eso mismo el “Qhapaq Ñan” o Camino de los Justos, esta construido sobre una recta diagonal que traza un ángulo de 45° del eje norte-sur y que cubre gran parte del hemisferio, recta encima de la cual están construidos nuestros principales templos milenarios, teniendo como centro la ciudad sagrada de Tiwanaku. Pero el Allin Ruay, o ‘hacer bien’ solo cubre uno de los tres ‘Pachas’ de la cosmovisión Inka: el del Kay Pacha o mundo ‘de aquí y de ahora’. Y es que el Kay Pacha también es producto del equilibrio del par fundamental o ‘Hanan Pacha-Uku Pacha’, que son dos mundos en movimiento sucesivo y permanente contractivo-expansivo, dinámica que los Mayas conocían como el ‘estado Ollin’. Esta dinámica ‘Ollín’ o ‘Yanan-Tinkuy’ (en Quechua), es la que construye el ‘aquí y el ahora’. Para simplificar diremos que el ‘presente’ es producto del equilibrio o ‘encuentro’ entre el ‘pasado’ y el ‘futuro’ o lo que es ‘casi’ lo mismo entre el Hanan Pacha y el Uku Pacha, ambos también identificados con los principios del Allin Yachay o ‘pensar bien’ y el Allin Munay o ‘sentir bien’, respectivamente.

De esta forma el equilibrio pleno para el Allin Káusay es producto del justo medio entre el ‘sentir y el pensar’ y en donde el criterio de ’verdad’ (o Ch’ekka) es la conciencia plena del momento y la circunstancia del Allin Káusay o ‘esplendida existencia’ como buen producto del sentir y pensar equilibrados o complementariamente proporcionales. Esta es la filosofía simple de nuestra cultura andina, más difícil es practicarla, pero no es tanto cuando se aprende desde niño a no dar un solo paso en falso.

La cultura occidental ha privilegiado el ‘pensar’ desde sus orígenes en la Grecia antigua, por eso los Inkas cuando llegan los españoles los señalan como ‘yachayniyoq’, y no se equivocaron pues hasta hoy los occidentales no dejan de usar el ‘logos' y la ‘epistheme’, la razón y la ciencia como sus principales armas y “virtudes”. Pero han descuidado mucho su parte afectiva, sus sentimientos, su corazón. Para eso sirve el ‘Allin Munay’, principio Inka que señala que para vivir espléndidamente se debe ‘querer bien’, ‘amar fuerte’, saber sentir al cosmos, a la comunidad, a los semejantes y al medio circundante, a la madre natura, a la Pachamama. Imaginemos las limitaciones de un empresario capitalista, un ejecutivo gerente tratando de recordar y llevar a la práctica su curso de “inteligencia emocional”, de ‘sentir’ su ‘responsabilidad social’ para con la comunidad o su ‘responsabilidad ecológica’ para con la naturaleza... “sensiblerías arcaicas”, diría: estas debilidades emotivas pueden debilitar mis cuentas bancarias... O peor, imaginemos a los curas desde el pulpito clamando por “caridad” con los trabajadores y empleados de las empresas, o “clemencia” para los ríos y lagos contaminados…

Estos principios Inkas del ‘Allin Munay’ o ‘querer bien’, ‘sentir bien’; el ‘Allin Yachay’ o ‘pensar bien’, ‘saber bien’ y finalmente el ‘Allin Ruay’ o ‘hacer bien’, son pues los tres pilares sobre los que se construye el Allin Káusay o Sumac Káusay, término este último que tiene una connotación estética pues “Sumac” es una adjetivo que califica lo hermoso, lo bello, pero que en las culturas indígenas suele coincidir con el ‘Allin’ que es lo ‘bueno’, ‘lo espléndido’, ‘lo excelente’. Así los principios éticos, en nuestro Orden Andino coinciden plenamente con lo estético.

Desgraciadamente la cultura occidental ha privilegiado excesivamente ‘el pensar’ en sus disciplinas de conocimiento y ‘de vida’, esto como producto de su filosofía monomaniaca, que deviene de su mito de origen neoplatónico, que es la “unidad creadora”, toda su ciencia y por ende su tecnología esta condicionada al principio de que “ciencia es medir”, calculan todo bajo su medida ‘única’ que es La Razón o ‘El logos’ de su existencia, más allá de ‘su medida’ allanan cualquier otra ‘cualidad’ trascendente y tienen su máxima en el “cogito ergo sum”, el ‘pienso luego existo’ de Descartes, pensador que representa la entronización de las matemáticas en el subjetivismo o ‘individualismo’ científico y con ello la potenciación del llamado ‘plan baconiano’ del ‘saber es poder’, que significa la separación total y el dominio del sujeto sobre el objeto, que es uno de los pilares de la modernidad, en donde el “homo occidentalis” (valga el neologismo) quiere dominar a la naturaleza -y mas aun, a ‘la realidad’- a través del ‘Saber’ pretendiendo conocer ‘absolutamente’ sus características para manipularlas a través de la invención de ‘leyes’. Imaginan a la Pachamama como una gran máquina, capaz de poderse manipular y explotar sin medida ni contemplación. Esto es, sin duda alguna, lo que ha ocasionado la ruptura de los vínculos de la civilización occidental con la Pachamama.

Bajo estos conceptos se mueven, pues, los mecanismos del ‘desarrollo’ y el ‘progreso’ de occidente en los territorios indígenas que constituyen todo el continente americano o ‘nuevo mundo’ y muchos otros territorios del planeta, por esto es que son principios sumamente peligrosos no solo para los indígenas, sino para el resto de la humanidad. Presentamos estas objeciones desde nuestras culturas indígenas porque pueden servir para recuperar el “equilibrio h’ampi” del planeta, pues los indígenas creemos que ya no se trata solamente de salvar nuestras culturas y nuestros pueblos de la postergación y exclusión a la que nos han sometido por mas de cinco siglos, sino de aportar a la solución de problemas planetarios como la pobreza endémica, las guerras, el calentamiento y la inestabilidad global del clima, fenómenos humanos y naturales que ya han matado a muchos miles y que amenazará, muy pronto la existencia misma del planeta. Y no será la primera vez que esto pueda suceder por la vocación suicida de alguna cultura desequilibrada.



NOTAS:
(*) ¿Imaninantataq Sumaq Kausay?, interrogación en quechua que dice: ¿Qué significa pues, el vivir bien.

1) La palabra ‘filosofía educativa’ no la usaremos porque es disfuncional a nuestra cultura, en otra parte explicaremos esto.

2) Ver: Javier Lajo: “Qhapaq Ñan, la ruta Inka de sabiduría”, Edit. Amaro Runa-CENES, Lima 2005.


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