23 nov 2012

5 fresquitas razones para seguir siendo profe #9


1. -Miss, en un concurso ¿quién ganaría: la leche o el agua?
    -Ehm... ¿en un concurso de qué?
    -De salvar el universo.
(Constanza, 3ero básico)

2. ¡Miss, te morís cómo lloraba mi hermana en el auto hoy día! ¡Yo prefería la muerte!
(Martín, 2do básico)

3. -Can you tell me the four seasons of the year?
    -Winter, fall, spring and monster!
(André, 1ero básico)

4. Miss, ¿cuánto falta para que termine la clase? Pero dime con minutos porque las misses siempre me dicen "queda poco" y eso no me sirve.
(Martín, 2do básico)

5. ¡Es que miss, él me tiene hasta acá! (se toca la cabeza) ¡Ya lo quiero fusilar! Yo sé que esa palabra no se dice, pero es que estoy muy enojado.
(Martín, 2do básico)

17 nov 2012

VIAJAR | 5 canciones que me acompañaron en mi viaje del 2012

Ellie Goulding - Lights


Esta canción es vieja. O sea, no vieja del 76, pero no de este año. Aun así, apareció montones de veces en mi viaje, específicamente en mi reencuentro con el calor de Scottsdale, Arizona. A ella la vi hace ene en un episodio de SNL, pero la pesqué nada y sólo pensé en lo mucho que se parecía a la Christina Aguilera (cuando la Christina era bonita y todavía no tenía como objetivo de vida parecer una estríper con hidrofobia). Ahora me encanta.
Scottsdale, Arizona.










Emiliana Torrini - Jungle Drum


Esta canción es aún más antigua, pero es imposible no relacionarla con Islandia y su excelente campaña de turismo. Millones de veces soñé estar bailando con esos chalecos tan nórdicos y esos movimientos tan escandinavos sobre las planicies paradójicamente verdosas del país del hielo. Nunca bailé ni me compré uno de esos chalecos (porque no estoy ni ahí con gastar 95 lucas en una prenda de vestir), pero sí conocí Reykjavík, y my heart was in fact beating like a jungle drum.
Reykjavík, Islandia.










Lukas Graham - Drunk In The Morning





Lejos el mejor souvenir que me podría haber traído. Con mi amiga un día entramos a una tienda de zapatos en un mall de Dinamarca, y no sólo nos encontramos con un perrito durmiendo debajo de una silla, sino además con esta canción de fondo. Me enamoré en un segundo, así que le pregunté quién cantaba a la chiquilla que trabajaba ahí. Me anotó el nombre en una libreta y creo que lo segundo que hice al llegar a Chile fue buscarlo en YouTube. Me recuerda muchísimo a los años mozos de Maroon 5, cuando Adam Levine todavía no se juraba Ashton Kutcher y escribía más desde el corazón que hacia la billetera. Claro que las letras de Lukas Graham (el nombre de la banda y del vocalista) no son muy romanticonas que digamos, son más bien perrito zorrón invitemo unas minits. Pero qué importa, son daneses.
Copenhague, Dinamarca.











Jennifer Rostock - Du willst mir an die Wäsche





Esta canción me la hizo difícil. Aparecía un pedacito en un comercial en MTV2 en el hotel de Holanda, entonces pillarla a tiempo y alcanzar a leer el nombre de la mina fue una suerte de mini eurodesafío. Ya la última noche en Ámsterdam, desvelada por el nervio de viajar sola a Islandia, tuve 6 horas para esperar el video y aquí está. Todavía no logro cachar qué significa, porque según Google Translate es algo así como '¿Quieres que me bañe?' y le tengo más fe a los lyricists alemanes.

Marken, Holanda.





Nicki Minaj - Pound The Alarm 


Jaja. ¿Qué se puede decir de una canción así, con un video así, con un poto así? Nada mucho, salvo que me acuerda de mi Dani maravilloso y los bailes frente a la tele en el living. Hay olor y sabor a Toronto cada vez que la escucho.

Toronto, Canadá.

VIAJAR | 5 platos vegetarianos imperdibles de EEUU

Grilled artichoke (o la flor más rica del mundo)

Una simple alcachofa hecha a la parrilla con salsa aioli (ajo y aceite) y chips de papas. Intenso el plato, como todo lo gringo, y, a pesar de ser aperitivo, suficiente como para una comida completa, como todo lo gringo.

¿Dónde? Yard House en 40770 Winchester Rd, Temecula, California.



Falafel wrap (o la alegría egipcia envuelta en libros)

Lo exquisito acá no es sólo la comida, sino también el ambiente. Este café lleno de libros existe desde los 80, y surgió de la idea de hacer un lugar donde poder leer con una buena taza de café. De a poco se amplió el menú, y ahora hacen un wrap de falafel con hummus, queso feta, lechuga, tabule y tzatziki que deja a cualquier hamburgorda por el piso. El tabule es como una especie de pebre libanés y la salsa tzatziki tiene yogur, pepino, ajo y otros aliños. Chuta, me dio hambre. ¿Dónde? Trident Booksellers & Cafe en 338 Newbury Street Boston, Massachusetts.



Panini Grilled Cheese Sandwich (o la delicia más sencilla del mundo)

Un panini relleno con tomates asados, rúcula y una mezcla de quesos cheddar, mozzarella y jack, acompañado de trocitos melón (eso sí, la fruta en Arizona es harto mala porsiaca!). Un simple pan con queso tan demasiado bueno es una cuestión inexplicable. Pida también la porción de camote frito en un mini carrito de supermercado. Una mezcla rara de dulce y salado y la ternura total. ¿Dónde? Delux Burger en 3146 E Camelback Rd, PhoenixArizona.


Puttanesca Pizza (o la sabrosura italiana senza animali)


Me gusta un poco la alcachofa al parecer. Alcachofitas, aceitunas negras y albahaca, con queso pecorino y mozzarella... cuáaaatica. La fila para entrar puede durar fácil una hora; haga reserva.

¿Dónde? Regina Pizzeria en 11 1/2 Thacher Street, Boston, Massachusetts.



Gente pochita y feliz después de comerse todo Pita Jungle.

Hummus Trio (o la Trinidad de reshupete)

Comí esto el año 2006 y nunca lo pude olvidar. Volví 6 años después y resulta que el plato lived up to my expectations y más allá. Hummus clásico, hummus de pimentón rojo asado y hummus de cilantro y jalapeño, para comer con todos los pan pita (de esos gorditos verdaderos) que se te ocurra. Espero poder volver a comerlo antes del 2018.

¿Dónde? Pita Jungle en 7366 E. Shea Boulevard, Scottsdale, Arizona.




13 nov 2012

VIAJAR | 5 razones para no ir a Bolivia




1. El tránsito. Si usted es urgido por la situación vehicular como yo, en La Paz se va a volver loco. Creo que en los 5 días que estuve dando vueltas por todos lados vi dos semáforos (y no recuerdo ningún signo PARE); hay calles de una sola pista que, curiosamente, son de doble sentido; y el peatón tiene cero preferencia, es más, es como una molestia para el conductor -lógico porque tampoco hay mucha vereda-. Y obviamente todo lo que no está resuelto por métodos tradicionales, el boliviano lo resuelve con la bocina. Estrés.

2. Las edificaciones sin terminar. Hay millones y millones, en todas partes, de todos los tipos. Es como si empezaran ultra embalados, y al llegar al techo se les acaba la energía. O los materiales. O nadie les quiso pagar los tijerales, no sé. Al principio asumí que era una ciudad en evolución, pero según lo que nos explicaron al final del viaje, todo el mundo deja las casas sin techo o los edificios con su último piso inconcluso para evitar pagar los impuestos.







3. El baño. Creo que en todo mi viaje, estuve en un baño donde me sentí cómoda. No es que yo sea una princesa, pero uno necesita al menos un lugar donde poder sentarse de vez en cuando sin pensar que va a salir un monstruo a comerte el poto o que el olor te va a hacer convertirte en Hulk.


Instrucciones de uso del baño.

4. El polvo. Hay polvo en todas partes, pero donde es más terrible (y se siente, y molesta) es en el viaje de doce horas por un camino de tierra desde La Paz a Uyuni. No hay pañuelo ni bufanda que aguante, y después sonarse es una experiencia semi dolorosa . Uno va con ganas de respirar aire no-santiaguino, y al final tampoco es mucha la pureza que uno encuentra.

5. La comida al aire libre. No tengo ni un problema con que se venda comida en la calle -de hecho es harto bueno- pero ver el yoghurt y la mayonesa a temperatura ambiente debajo del sol de La Paz me da como tifus visual.

Persona apunada con cara de poto en Bolivia.

Bonus track: La cuchara. No para comer precisamente: el corazón a mí se me fue a las pailas. Este es un país en diagonal, uno o va de bajada o de subida, como que no hubiera planicies nunca. Estuve los 11 días sintiéndome como un cincuentón bueno pa'l cigarro y el choripán, que juega un partido al mes y va con todo a meter el gol. Como al borde del ataque cardíaco así.

El país en diagonal.

*Pero no todo es tan malo. Las razones para sí ir, aquí.


Janiamjoum!