11 ene 2008

VIAJAR | La llegada a Scottsdale



La primera semana de pega fue una lata. En verdad tenía muchas muchas razones para estar absolutamente indignada, pero bueno, siempre que empiezo a juntar rabia y fuerzas para hacer un alegato formal y gordo, pasa algo tan bueno que me tengo que hacer la loca :D. Entonces, fue así:



Yo empezaba el día 15 a trabajar en Beverage, según lo que habíamos acordado con Bruce Clifton, el jefe de Recursos Humanos, que es un paleteado pero que de jefe bien poco tiene, porque al final todo lo hace la Connie –la coordinadora- o la Noel, mi amiga de cumpleaños en Navidad – la asistente-. Lógicamente, según Bruce, como no habían puestos abiertos (open positions jaja) para Beverage durante la época que yo hice todos los trámites para venirme, el contrato me lo hizo por otro departamento. Me parece que como busser del Dining Room, la verdad no me acuerdo, pero no es importante, el punto es que yo no venía con contrato firmado para Beverage, pero sí con un acuerdo de palabra, por lo que había hablado el año anterior con Félix Cárdenas –uno de los jefes de Beverage- y lógicamente con el mismo Bruce.




Resulta que Bill Ward –el big boss de Beverage-, según palabras de la Noel, estuvo todo el año asegurándoles un puesto para mí, pero una semana antes de mi llegada, les avisó que no podía contratarme. Así que yo llegué el día 13, suponiendo que empezaría el 15 en Beverage, con la ultra mega alegría de más encima ir a la pega y después volver a la deliciosa pieza gratis de hotel que nos tenían preparada. Pero no fue así. O sea, lo del alojamiento sí fue, y fue todavía mejor, porque no sólo teníamos una pieza enorme con dos camas de 2 plazas, un baño ultra top con shampoocitos y jaboncitos, internet y tv cable, sino que además nos agregaron desayuno buffet por cuenta de la casa, y lógicamente el almuerzo y la comida en el Rainbow Room, que es el comedor para empleados, que también es buffet (hola, bienvenido a USA, le invitamos a engordar). Así que los primeros días, aunque fue un poquito incómodo que mis propios compañeros de pega del año pasado me tuvieran que servir, fueron una maravilla, alojamientomente hablando.


Job-wise, they sucked. Porque no sólo no empecé el día que me correspondía (por lo que perdí 2 días de preciosos aproximados 70 dólares cada uno), sino que más encima me tiraron a Housekeeping. Igual filo, porque la pega era buena paga (9 dólares la hora), y porque consistía en pintar puertas. Sí, pintar puertas. En verdad, después cachamos que era staining doors (y no painting them), o sea barnizarlas, pero los gringuelis son tan tan tan flojos que la weá de barniz es como automática, entonces la pasai, esperai 3 minutos, le pasai un paño y listo, ni siquiera es necesario preocuparse de dejar marcas o que se seque toda la noche para después pulir o lo que sea que se hace al barnizar.
Refiérase a las siguientes entradas para detalles sobre la pega (L).

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo sería feliz pintando puertas.

Janiamjoum!