1. Menú. Te lo dan impreso, tal como en los matris, y no sólo tienen 3 opciones de comida -incluida una vegetariana-, sino además puedes solicitar un plato vegano sin necesidad de avisar con anticipación. Secos.
2. Pasillos. Híper amplios. Y yo pagué coach no más po.
3. Agua. Los pasillos, aparte de amplios, tienen dipensadores de agua. No es rico llamar a una azafata a las 3 de la mañana porque el vasito de 4ml que te dieron del carrito se te acabó y te mueres de sed.
4. Baños. Yo soy una niñita media pudorosa, pero baños así de grandes y rechinantemente limpios como que te llaman a hacerte socia del Mile High Club. Y a creer que esta escena de Snakes on a Plane, la película más wevona del mundo, ya no parezca tan improbable. Por lo de las serpientes, claro.
5. Crew. Son todos lindos, rubiecitos y con un acento total. No sé si me encanta el acento británico, pero las vocecitas suaves y amables -sobre todo cuando las tienes que escuchar cada media hora por el altoparlante- efectivamente son un plus. Y yo no soy la única que cree que los cabros son guapos.
6. Chocolate caliente en mitad de la noche. ¿Es broma? Estuve a punto de pedir un guatero también. Es bien probable que me llegara.
7. Reciclaje. Pasan con bolsas especiales para recolectar plásticos y papeles y evitar que se mezclen con el resto de la basura. Capos.
8. Jugo de naranja antes del desayuno. Self-explanatory y como un súper regaloneo de domingo.

10. Donaciones. El amenity kit viene con una bolsita de papel donde uno puede echar cualquier tipo de moneda que le haya sobrado de un viaje, y que ellos donan a diferentes instituciones.
11. Pantallas personales con montones de películas, series y juegos. Casi todas las aerolíneas las tienen ahora, pero sigue siendo un agrado para un vuelo corto y barato.
12. Good-bye treats. Al salir del avión, la azafata te regala una sonrisa y una cajita con dulces de corazón como estos.
13. Su video de instrucciones de seguridad.
14. El avión. Es precioso =). Mírenlo.
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